PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL DERECHO DE LA INTEGRACIÓN.

   El investigador argentino Carlos Adrián Garaventa (Universidad de Buenos Aires), nos ha enviado su artículo “La integración: fase superior del imperialismo”, publicado en el número cuatro la revista jurídica Futuros Abogados latinoamericanos (disponible en: www.futurosabogados.com/2010/12/integracion-diciembre-2010/) en donde reflexiona sobre el pasado, el presente y el futuro del Derecho de la Integración. El autor, que además se desempeña como redactor de la revista jurídica Lecciones y Ensayos (www.leccionesyensayos.blogspot.com) y opera el blog En disidencia (www.endisidencia.blogspot.com), participa de nuestra campaña. En su artículo parafrasea el título de la obra de Lenin El imperialismo: fase superior del capitalismo buscando explicar que la integración no es más que el próximo paso en el avance del capitalismo.
   En la introducción, Garaventa se propone demostrar que la integración, tal como se nos presenta hoy en día, corre un alto riesgo de convertirse en uno de los peores totalitarismos y plantea una forma de repensarla hacia el futuro. Comienza su trabajo criticando a los autores integracionistas que pretenden deslindar este fenómeno de la lógica del contrato social; a la vez que afirma que quienes lo hacen desconocen el génesis de este derecho. En tono burlón ataca a los positivistas jurídicos afirmando que tienen la creencia de que “el Derecho nace de un frasco de mayonesa”. El autor, a contrario sensu, sostiene la idea (argumentada a través del pensamiento de Thomas Hobbes) de que la integración surge de un contrato que celebran los Estados ya que, entre ellos, se encuentran en estado de naturaleza.
   Para demostrar su razonamiento (que apunta a que la integración degenerará con los años en fascismo), en el artículo se hace un relevamiento de datos histórico-económico-políticos que nos ayuda a descubrir el pasado de la integración, comprender su presente y pensar su futuro. Garaventa comienza su relato histórico en la década de 1880, momento en que se produce la internacionalización del capitalismo, a la vez que una de sus peores crisis económicas cuya magnitud será superada luego en la década de 1930. El autor muestra como la causal de las dos guerras mundiales se explica con la ley de la oferta y la demanda: mientras se fabricaba una enorme cantidad de armamento con la industria pesada que Alemania llevaba a cabo, la demanda no respondía y la mercancía se acumulaba. Por ello la guerra se hace necesaria para evitar la crisis por superproducción. Si bien el autor no lo señala particularmente, es interesante destacar como la internacionalización del capitalismo (llamado por Lenin: imperialismo) cambia al mundo, y pensadores clásicos como Thomas Malthus, que afirmaba que como la demanda crece de forma muy superior a la oferta las crisis serían por escasez y lo que traería el equilibrio nuevamente serían las hambrunas y las pestes, quedan desactualizados. Hay que resaltar esto porque es el propio autor el que afirma que ha sido un cambio mundial (la globalización) lo que ha facilitado que la integración creciera tan rápidamente en tan poco tiempo (menos de un siglo).
   En fin, el Derecho de la Integración surge de estas circunstancias históricas; con sus tratados constitutivos (Tratado de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero y Tratado de la Comunidad Europea de la Energía Atómica) lo que se busca es que órganos supraestatales tomen en sus manos la regulación de la industria pesada, que antiguamente estaba en manos de Estados en estado de naturaleza violento, para evitar una nueva guerra. Este súper-Estado se terminará de conformar con el famoso Tratado de Roma de 1957 (Tratado de la Comunidad Económica Europea). A partir de estos, y otros más, datos históricos se analiza la evolución de este fenómeno hasta nuestros días y la piensa hacia el futuro.
   Para argumentar su posición sobre la posibilidad de que un régimen fascista surja de este fenómeno se vale del llamado “déficit democrático de la integración”. Éste consiste, o consistía (según algunos integracionistas), en que los representantes políticos de los Estados no eran, al principio, elegidos por el pueblo; actualmente esto cambió (en parte) con la elección directa de los eurodiputados. Sin embargo, el autor afirma que el déficit democrático no ha quedado zanjado del todo ya que la representación en el parlamento europeo es muy dispar en la cantidad de eurodiputados por país y cita como ejemplo de esto que mientras Alemania tiene noventa y nueve diputados, otros países, como Grecia, tienen muchos menos, no obedeciendo, siquiera, a una cuestión de densidad demográfica. Empero, Garaventa afirma que, si bien hay un déficit democrático, pareciera que puede llegar a desaparecer en el futuro; para luego dar paso a un régimen fascista. Ésta es la parte más compleja del artículo, porque es aquí donde el autor expone el razonamiento que lo lleva a afirmar que la integración devendrá en totalitarismo.
   Garaventa desarrolla una interesante y novedosa “dialéctica del fascismo”. Para ello, además de valerse del esquema hegeliano, utiliza una cita del Doctor en Derecho Político de la Universidad de Buenos Aires, Aníbal D‘Auria, y la complementa con un razonamiento que hace Platón en La república. Según esta dialéctica del fascismo, que, debemos aclarar, se produce sólo bajo sistemas políticos estatales, los Estados se desarrollan primeramente bajo formas autoritarias de gobierno (tesis), que tienden a democratizarse (antítesis) y luego a autocratizarse (síntesis). Platón explica el paso de la democracia a la autocracia argumentando que a partir del desorden propio de la desbocada libertad se presenta en los hombres la necesidad de la tiranía que reestablezca el orden perdido. A pesar de que sería posible tildar de arriesgados o exagerados los dichos del filósofo griego, en la Argentina este fenómeno se observa con bastante frecuencia en la mayoritaria clase media, que suele pedir públicamente el establecimiento de una dictadura militar cuando las cosas en el país no andan bien económicamente o por cuestiones de inseguridad; teniendo este fenómeno en consideración es prudente otorgar a Platón el beneficio de la duda. En fin, nuestro autor menciona diversos casos históricos que siguen la lógica de su dialéctica como, por ejemplo, el caso francés: Francia pasa con la revolución de ser un Estado monárquico-autoritario a ser una democracia y, por efecto de ésta, se convierte en el totalitarismo de Napoleón después de la llamada época del terror. Aplicando esta dialéctica a la integración advierte que el proceso se está llevando a cabo de la forma prevista y, conjuntamente con otras cuestiones como el creciente odio europeo a los inmigrantes, le permite predecir un futuro brote fascista en al región.
   Después de todo esto, el autor nos presenta un modelo de integración diferente a fin de evitar los conflictos que advierte en el que está concebido bajo el paradigma Estatal de gobierno del hombre sobre el hombre. Se vale para ello de la teoría anarquista. Aunque, como reconoce en diversos trabajos de su autoría, el anarquismo no es una teoría o un dogma, sino, más bien, un estilo de vida (véase, por ejemplo, “Anarquismo, ¿contra el Derecho?”, en revista Diálogos de Derecho y política. Número 3, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, Medellín, 2010. Disponible en: http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/derypol/article/viewFile/5142/4504). En este punto es que encontramos el mayor hallazgo de la investigación llevada a cabo por el autor: una declaración del anarquista Mijail Bakunin pronunciada en el Primer Congreso de la Liga por la Paz y la Libertad, celebrado en Ginebra en 1867. En dicha declaración propuso conformar los “Estados Unidos de Europa” y afirmó que para que esto sea posible es menester eliminar los conflictos entre los actuales Estados europeos. La forma de hacer esto último es, para Bakunin, eliminar los Estados y construir la integración desde abajo hacia arriba utilizando el federalismo; partiendo de pequeñas comunas sin gobierno que se asocian libremente con otras formando federaciones y confederaciones, pero sin que ninguna de ellas se encuentre sometida al gobierno de ningún hombre sobre otro hombre. La importancia de este descubrimiento es que lo proclamado por el anarquista ruso fue dicho ochenta y tres años después por Robert Schuman en la famosa Declaración Schuman donde propuso la conformación de los “Estados Unidos de Europa” y afirmó que dicha unión sólo iba a ser posible cuando Alemania y Francia dejaran a un lado sus diferencias. Esa “brillante idea y declaración comprometida por el momento histórico en que fue pronunciada” que le reconocen al Ministro de Relaciones Exteriores francés fue hecha muchos años antes por un anarquista, que no sólo se dedicó a pronunciar una frase “obvia” en un momento complicado, sino que también ideó la forma de llevar a cabo una integración que de verdad cambiara al mundo y no estuviera expuesta a los mismos catastróficos riesgos y episodios históricos del sistema estatal, ahora llamado, por los integracionistas, supraestatal. Este modelo anárquico es lo que Carlos Garaventa rescata de Bakunin y propone para el futuro de la integración.

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